La Cancillería, el Ministerio del Interior, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski y los fujimoristas no saben a quién tienen retenida en el aeropuerto internacional Jorge Chávez. Este gobierno que va dando lecciones de democracia tiene encerrada en un cuarto hace más de cuatro días a la representante de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) para impedir que ingrese a nuestro país. Jadiyetu El Mohtar es representante de una nación reconocida por 84 países, Estado que nosotros también reconocemos aunque estén suspendidas la relaciones (las suspendió el fujimorismo después de años de amistad) y es un país al que las Naciones Unidas (ONU) reconoce su derecho a la autodeterminación.
Nuestros políticos prepotentes, títeres del reino de Marruecos, se llenan la boca hablando de democracia y derechos humanos, pero actúan como las dictaduras, violando los derechos de la representante de la RASD y callando las violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte de Marruecos en los territorios saharauis ocupados, violaciones que denuncian todas la organizaciones de DDHH del mundo.
Quizás no sepan esos políticos y las autoridades peruanas a quién tienen retenida. Tal vez no saben que Jadiyetu El Mohtar es una refugiada saharaui, su tierra fue ocupada, su pueblo fue bombardeado con napalm. Marruecos construyó un muro lleno de minas para que no puedan volver a sus casas, minas que han mutilado a muchos refugiados.
Los saharauis tuvieron que huir al desierto para refugiarse en medio de la nada, viven y resisten en un lugar inhóspito hace más de 40 años. En esa tierra, donde no hay nada, fundaron un país en el exilio, y en ese llamado desierto del desierto, las mujeres construyeron los campos de refugiados, alimentaron a sus hijos, les dieron educación, crearon un país. Las saharauis organizaron esa sociedad y Jadiyetu es una de esas mujeres que lucha por el derecho de su pueblo a tener un lugar en el mundo y por la igualdad entre mujeres y hombres.
En la República Árabe Saharaui Democrática las leyes dicen que cuando a una mujer es maltratada, el maltratador es expulsado del país, es desterrado y nunca más es admitido en la sociedad saharaui. Quizás deberíamos hacer lo mismo en el Perú y también con los responsables de la retención y el trato vejatorio a Jadiyetu.
Detrás de Jadiyetu existe todo un pueblo en lucha por su libertad. No conocen la palabra imposible, es por eso que en condiciones tan duras siguen existiendo y resistiendo. Recuerdo que la primera vez que llegué a los campamentos de refugiados saharauis vi una pintada en un muro que decía: “Hay lugares pequeños, donde gente pequeña, hace cosas pequeñas que hacen que el mundo sea grande”. Cuando Jadiyetu logre entrar a nuestro país, nuestro país y el mundo serán más grandes.
Gracias y bienvenida, compañera.